miércoles, 5 de noviembre de 2014

AndoMochileando - Día 5

Caí en manos de una gitana. Yo feliz. Deseaba cruzarme con alguien que leyera mi futuro para estar más calmo. Con unos confusos trucos de manos y un brebaje ((Coca-Cola echada en mis billetes, gitana moderna y globalizada), hizo añicos algo de mi dinero. No quiero extenderme ni detallar sobre esto. Prefiero contarles de las personas con luz que conocí después de llorar por haber sido estafado, por creer, por confiar...
Perdí tiempo también, por lo cual al llegar a la terminal de Santas Cruz, perdí todo micro a Sucre.
Traté de no desesperar (casi no lo logro) y con lo que quedaba de dinero compré pasaje a Cochabamba. Mi suerte estaba echada.
El último asiento del micro me aguardaba. Comencé a preparar y terminar algunas billeteras que desde Baires vengo fabricando y vendiendo. Trataba de no pensar en la estafa pero me tentaba la idea de que ese "brebaje" que pulverizó mis pesos bolivianos y algún que otro dólar, me traería abundancia y ganancias. Le consulté la hora al muchacho de mi lado y me dijo "Las 18:00". Tal como me dijo la gitana soplé mi billetera. A los 5 minutos, después de comenzar a conversar le vendí una billetera a Ricardo, vendedor ambulante.
En seguida pegamos buena onda, me dio tips de ventas y creo que no hubo tema de conversación que faltara: Evo, Bolivia, Argentina, religión, Buenos Aires, mi familia, la suya, mi amor, el suyo, los micros, las rutas, mi Dios, el suyo, el lunfardo, la tonada, política, historia, fanatismo, televisión, yerba, coca, cocaína, mate, su negocio, el mío, Les Luthiers...A partir de ese momento, gracias a que me crucé con una persona con tanta fuerza y ganas, comencé a mirar más en positivo y a ser YO, quien sea MI VIAJE.
En la terminal de Cochabamba lo despedí, partía a La Paz a visitar a su familia y a su novia. Divisé a una mochilera y le fui a hablar. Era canadiense, se llamaba Marianne. Hace tres meses trabajaba en Bolivia. Le pregunté si no extrañaba a su familia, a su país. Me respondió que no, que ella sabía que iba a volver a verlos, así que se permitía disfrutar de lo que estaba viviendo. CLICK. Más positivismo y enseñanza para mí. Hoy sé que voy a volver, así que alejados los cagazos, me permito disfrutar. Salí de la terminal, recorrí una feria enorme, llegué a una esquina e instalé mi puesto de billeteras ecológicas, tal como anunciaba unc cartelito que precariamente fabriqué. A mi lado, una hermosa anciana vendía libros usados y revistas antiguas junto a sus nietas. Pasé allí una linda mañana, vendí muchas billeteras y almorcé junto a mis colegas que me dieron ánimo de continuar pese a lo sucedido. Me despidieron con una inolvidable sonrisa y otro "Confiá en vos, y en tu Dios", que ya había escuchado de parte de Ricardo. Marilyn, una clienta me recomendó no confiar en nadie (ya extremadamente hablando) y con mucha amabilidad me indicó hostels y en caso de no encontrar, me invitó a alojarme con ella a donde estaba viviendo, un convento de monjitas.
Ya tenía lugar, el departamento de Martín, hijo de Deby que fue tan buen anfitrión y cálido como su madre. Dormí, comí, dormí. Desperté con las nubes bañando las montañas a la altura de mis ojos, que divisaba desde el ventanal de mi habitación.
Salí en busca de la hermosa anciana para volver a reír y compartir el almuerzo como el día anterior pero no la encontré.
Caminé muchísimo, tomé trufis y colectivos (mucho más antiguos y pintorescos que los cruceños) y obviamente, me perdí. Las casas no tienen numeración ni nombre de calle... Agradezco igual haberme perdido camino a una feria ya que pude presenciar la festividad de Todos Santos, que se llevaba a cabo ya desde el día anterior, en el que se cree, bajan las almas de los difuntos y para lo cual cada familia al lado del cementerio, prepara una carpa y llevan la comida favorita del mismo, hornean panes de gran tamaño y diversas figuras (animales, personas, crucifijos), hacen floreros o pequeñas esculturas de verduras, colocan flores, collares de tutucas, frutas, beben cerveza hasta embriagar, y en alguna que otra carpa se ven mariachis que cantan y tocan sus instrumentos en honor al ser querido.
Cochabamba está rodeada de cerros y "dividida" en la zona norte, cuya población es la más "concheta" y en la cual se rige la mayoría de edificios y en la zona sur, la más "popular" y humilde, con mayoría de casas que se extienden subiendo uno de los cerros, lo cual desde cualquier punto de la ciudad, es un espectáculo para la vista. El Prado es lindísimo, al Cristo no pude subir porque los domingos está cerrada su entrada y la Plaza de las Banderas me demuestra una vez más la hermandad de los departamentos bolivianos. Parto hoy a Potosí, a la deriva, pero confiando en que todo saldrá bien, confiando en mí mismo y no en un brebaje.

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